jueves, 24 de junio de 2010

escrito alguna vez, escrito hace ya tiempo.

Son esas pequeñeces las que engrandecen la sabiduría de un día cualquiera. Vos estás ahí, siempre presente.Y hacés de los momentos, grandes oportunidades para ser felices. Tu risa alborotada todo lo calma. Saberte puro cerebro, me hace sentir elegida y por sobre todo afortunada. Porque detrás de cada pensamiento razonable, aparece el corazón enorme que tantas veces abrazó mis tristezas y aún más mis alegrias y logros. Tu mano me sostuvo para no caer, y no caí. Gracias otra vez. Por tu confianza, es que me he vuelto aún más auténtica, la historia que se narra en nosotros es trasparente y elevadora. Salvaste mis días de lo vacíosinsentido, me enseñaste a descubrir que siempre hay otra forma de ver las cosas y algo más alto a lo cual tenderse sin miedo. Hay que correr el riesgo de vivir marcando la diferencia. Y ese motor que hoy mueve mis días, me lo has encendido vos.GraciasLa vida se hace máas vida, y puedo encontrar siempre una bitácora que me devuelve la esperanza la alegría y las ganas de seguir adelante. Es ese seguir confiando, que lo que nos espera es algo grande, por lo que sin dudas, vale la pena jugarse y dar todo.Confiá, que así todo se alcanza, Haz dicho.Gracias otra vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario